Qué raro es esto
de añorar y no,
de luchar
con los brazos caídos,
de correr con los pies
dormidos
y de soñar
que los sueños están vivos
y que sin ellos,
estoy muerto.
Porque nada es cierto.
Ni corro, ni lucho
ni escapo ni me alejo.
Ni estoy, ni soy.
ni voy ni vengo.
Vivo y muerto,
como el gato de Schrödinger,
espero un viento
que me lleve, por fin,
a ninguna parte.