miércoles, 29 de marzo de 2023

A la tormente me entrego.

 

Llegó una jornada

de luz y belleza

sacudiendo de esperanza

el centro de la tormenta.


En la tregua amable

miré el paisaje

de labios y de valles,

de besos y de tierra,


y me despedí de sus luces

y acepté la tormenta.


De nuevo arrecian los vientos 

y resuenan los truenos

y se mueren las cosechas.


Ha pasado el ojo del huracán

con su tregua de paz

y sus esperanzas estrechas.


A la tormenta me entrego,

abierto a los vientos mortales

que amenazan nuestra existencia.

A la luz amable de las estrellas

 
Hoy que todo lo que nos rodea
parece temblar
y amenaza con desmoronarse
con el fuerte viento,
siento, 
sobre todo,
que la mano amante
no me recorre,
que la boca ansiosa 
no me besa,
y que no estalla 
la belleza
de un suspiro placentero.

Miro al mundo y recuerdo
aquellos besos en la montaña,
los placeres en la noche estrellada
que nos llenaron de tanta vida.

Y esa energía
de los amores resueltos
que cuestionaban con su delirio
un mundo herido 
por el sopor de sus excesos.

Los excesos de la patria libre
y del mercado sagrado.

Hoy que todo ha terminado,
añoro con fuerza
aquellas noches intensas
de amores de paz,
a luz amable de las estrellas.




viernes, 24 de marzo de 2023

El derrumbe de las certezas frente a la voz de la prepotencia.

 


Caminamos casi a ciegas. 


La luz que nos llegaba desde el pasado, 

la de las ideas y las experiencias de otras generaciones,

la luz de las religiones,

la de las ideologías,

esa luz, otrora intensa, que nos ayudaba a encontrar los caminos,

y a matar y a morir por la verdad o por el destino,

y que se alimentaba de las certezas reveladas 

en algún momento del pasado,

por dioses o sabios que tal vez de verdad lo hayan sido.

(no lo niego...)

Tradición, fidelidad a esos sabios 

(apenas recuerdo diosas o sabias

marcando de igual manera el camino de lo indiscutible),

cultura, lectura, la voz de la experiencia...

La luz que a nuestras espaldas

iluminaba el camino que debía conducirnos al mañana,

definitivamente se ha debilitado.

 O tal vez con cada paso que hemos dado

se han quedado  muy lejos 

y ya horizontales,  en su etapa crepuscular,

no tienen ni la fuerza ni la claridad 

para superar la barrera de nuestros cuerpos,

interpuestos en una línea del tiempo

que en el fondo  tal vez ni siquiera existe.


Sin una vista clara del camino,

sin informes ni mapas de la ruta que tenemos que seguir,

sin ver ni oir, sin referencias...


La voz del colectivo, las voces de las personas. La voz de la biosfera.

Las informaciones que nos llegan

de quienes en su búsqueda se han topado con abismos infranqueables

para sus cuerpos y para nuestras ciencias.

Las que nos cuentan que por allí no hay salida aunque lo parezca.

Todas las voces cuentan...

Salvo aquellas que se expresan plenas de sapiencia

y vacías de respeto  al mar inmenso de la duda.


Ojalá hubiera una sola voz, una gran referencia,

que iluminase el duro camino que tenemos por delante

¡¡Pero no la hay!!

Y nos insultan quienes desde su prepotencia juzgan y condenan 

a las personas que exploran los caminos, en medio de las tinieblas.

Y que llegan y nos cuentan "creo que por allí no hay salida",

y con toda humildad añaden, "al menos yo no la he encontrado."

O bien nos dicen que se ve un camino,  pero que no está muy claro...


Esperando a la voz colectiva,

mejor me callo.