viernes, 31 de diciembre de 2021

Alma libre que recorre el tiempo.



Tu alma viaja por las letras

como mis manos bucean

en la profundidad de tu recuerdo.


Eres materia, cuerpo.

Eres voz, eres anhelo.

Eres loba que recorre el desierto.


Compañera de viaje

de larga distancia,

o compañera por un trecho. 


Eres libre y salvaje

cuando ríes y estalla el viento.


Eres eterna,

alma libre

que recorre el tiempo.


Eres y soy, 

todo en el mismo momento.



miércoles, 22 de diciembre de 2021

Libre y agradecida.

 


Salió de la iglesia corriendo,

y  al llegar a la calle vio un charco

que reflejaba un cielo abierto

a todos los tiempos y a todos los espacios.


Libre y agradecida, exploró el entorno:

el canto lejano de un lobo

o el olor húmedo del barro

la recordaron el camino del bosque

y le infundieron el valor para seguirlo.


En el bosque, de noche,

no se ve nada.

El silencio se condensa,

el miedo se apelmaza.


Ahora ella descansa

arropada por los árboles,

alejada de la iglesia,

en el interior de su casa.


Sin preocuparse por su alma,

ni por su voz perdida

o por su conciencia desgarrada.

Solo vive.

Solo descansa.





martes, 21 de diciembre de 2021

Esa y todo.



La que sufre 

el ardor del guerrero

en las noches  calientes,

en el borde de la ciénaga,


la que espera paciente

el primer rayo de luz del alba,

para volver a casa

mientras se esconde del vampiro.


La del grito no escuchado

en ningún telediario

del mundo libre,

saturados por la voz triste

de la decadencia.


La de la decencia

que no se explica

en manuales ni catecismos.


La que corre al borde del abismo

acompañada de un lobo.


La que brilla en el lodo.

Esa y todas.

Esa y todo.


lunes, 29 de noviembre de 2021

TU CUERPO Y EL BOSQUE


Las luces de las calles se reflejan en las aguas, apenas hay corriente.
 

La marea está en su punto más alto, en ese rato de equilibrio. Ni una brizna de viento. Se respira paz. 

La tregua, breve, entre el río y el mar se expande como una ola de calma por todos los rincones del pueblo.
 
Se intuyen el valle y el bosque.

Mañana me perderé entre sus caminos, correré por sus más abruptas pendientes, sudaré y mi sudor se mezclará con el aliento del río y acabaré, como siempre, empapado. 

Me espera un remolino de agua brillando con la luz que se cuela entre nubes y ramas. Y la garza, y algún corzo despistado, y el sonido del río precipitándose, rabioso, al cercano mar. 

Cuando me pare a contemplar el paisaje, el de siempre, una mano amiga habrá dibujado en el bosque juegos de luz  diferentes a los de ayer o a los de la otra semana; sonidos, olores, la misma forma de mirar de mis ojos, renovarán para mí el paisaje de todos los días. 

Y el rito se cumplirá de nuevo: primero sudaré a mares recorriendo las breves montañas que bordean el valle; gozaré de sus olores, acariciaré sus pezones oscuros, buscaré los caminos más íntimos para llegar a los lugares más alegres de tus ojos y en tu boca me desangraré despacio, cumpliendo cada etapa de este recorrido encendido y delicado. Y desde las montañas bajaré hasta el centro de la corriente, correré por las grandes rocas de la orilla, sortearé como pueda las zonas de rápidos y en los vericuetos donde el río se encajona escalaré con la técnica más audaz y depurada hasta encontrarte. 

Volveré como siempre, mojado, agotado, amado, con los sentidos colmados de placeres que se renuevan cada vez que entro en el bosque y en tu cama.

Tu cama y nuestra cuna

 ¿Ya no recuerdas
la llamada de mi lengua
a las puertas abiertas
de tus regiones más íntimas?

Abrías para mi
el camino a tus secretos
y yo avanzaba por tu cuerpo
entre tormentas de vida.

Tormentas de luz y de dicha
con explosiones lascivas
que desbordaban de placer
los límites de los sueños.

Aquellas tormentas rojas
de las que huían 
los amantes escrupulosos,
y que buscábamos,
ansiosos,
con cada ciclo de la luna.

Tu cama y nuestra cuna,
donde renacimos a la alegría
más pura
de los cuerpos que se desean.

Donde sea que estés,
todo mi ser te anhela.


Avanzamos...

 
Nosotros avanzamos
en el más hondo de los sielencios,
esperando a que llegue el momento
de dar el gran salto.

Somos muchas, 
más de lo que parece,
hombres y mujeres esperanzados...
Que sabemos  que la fraternidad
no está conquistada,
que el miedo y la mordaza
acallan las buenas noticias,
que sabemos que hay muchos
 soldados y periodistas
protegiendo con sus armas
y justificando con su  firmas
este estado estacionario
de las bombas y de la muerte.

Aún así, somos muchas.
Y esa cumbre luminosa
de la hermandad en la vida,
poco a poco,
y a pesar de las heridas,
lograremos conquistada.




Lo perdido y lo encontrado

                                                          

Hoy, 
que todo lo que nos rodea
parece temblar,
y amenaza con desmoronarse
ante el más leve soplo del viento,

siento, 

sobre todo,

que la mano amante
no me recorre,
que la boca ansiosa 
no me besa,
y que no estalla 
la belleza
de un suspiro placentero.

Miro al mundo y recuerdo
aquellos besos en la montaña,
los placeres 
en la noche estrellada
que nos llenaron de vida.

Y esa energía
de amores resueltos
que cuestionaban con su delirio
un mundo herido
 por el sopor de sus excesos:

los excesos de la patria libre
y los del libre mercado.

Hoy te siento,
más viejo y cansado,
en la nueva risa 
que ilumina la vida
y sus caminos tan extraños.



miércoles, 8 de septiembre de 2021

No existes



Imagino que te recuerdo

y es mi cuerpo

el que dibuja en su mapa

los matices de tu reflejo.


No existes 

ni existe tu tiempo

ni mis manos te añoran

ni te lloran

mis ojos secos.


Aunque mi cuerpo mapea

el olor de tu cuerpo

y el sabor salado

del más íntimo de los besos,

aún con todo eso,

no existes.


Ciego miro

el largo camino

que va de tí a ninguna parte.

Y me digo

no existes,

nunca has existido.


domingo, 6 de junio de 2021

El árbol y sus frutos secretos.

 


Un año de tormenta,

con lluvias torrenciales

con hechuras de diluvio;

granizadas, huracanes,

y animales mortales

poblando el cielo nocturno.

Y tras ese año,

el árbol sigue enhiesto,

y con él todo el universo

que acoge lo que amé,

lo que amo

y lo que anhelo.


Nada ha podido con el árbol

ni con sus frutos prohibidos 

ni con sus frutos secretos.

martes, 20 de abril de 2021

A la tormenta me entrego

Llegó una jornada

de luz y belleza

sacudiendo de esperanza

el centro de la tormenta.


En la tregua amable

miré el paisaje

de labios y de valles,

de besos y de tierra,


y me despedí de sus luces

y acepté la tormenta.


De nuevo arrecian los vientos 

y resuenan los truenos

y se mueren las cosechas.


Ha pasado el ojo del huracán

con su tregua de paz

y sus esperanzas estrechas.


A la tormenta me entrego,

abierto a los vientos mortales

que amenazan nuestra existencia.

De tu cuerpo y el mío

                                                                    

                                        

De cuerpos celestes

bailando desnudos

la danza sagrada

del placer y de la vida.


De cuerpos en armonía,

dinámicos en la luz libre

de la caricia y el beso.


De cuerpos de deseo,

sin dolor ni pecado,

celebrando exaltados

los rincones besados

 del cuerpo amigo.


De tu cuerpo y el mío.

De la magia de estar vivos

en el misterio insondable

de los recuerdos.


De los recuerdos de carne,

que no se borran aunque los maten

las palabras convencionales

de los tiempos reprimidos.

Empezar donde se terminó

 


Al mismo tiempo que la luz se apaga,

nace una tiniebla que titubea;

hoy es clara, mañana será espesa.


Viejos reproches 

resuenan en la madrugada,

abriendo la puerta del alba 

al remordimiento.


Reproches rugiendo 

con fuerza a la alegría,

intentando recolonizar 

nuestros sueños

y llenar de delirio nuestras vidas.


Todo lo que termina 

empieza de otra manera,

a veces con disparos, 

a veces creciendo

como las nuevas cosechas.


O nacemos de nuevo, o la muerte será eterna.

lunes, 22 de marzo de 2021

contra el capitalismo

 


Sin ojos,

 para no ver

el paisaje de miserias

que dibujas en el mundo;


sin oídos,

 para no escuchar

las palabras-engaño

con las que rompes

el sagrado silencio;


sin olfato.

 para no oler

la hiel que destila

el brillo de tu cara;


Pero con manos,

 con fuertes manos, 

con manos armadas,

para luchar en la batalla

de esta guerra que nos has declarado:

la guerra contra la paz

entre el planeta y los humanos.



sábado, 23 de enero de 2021

Pasión y miedo.

 



Cuando digo que te añoro

no se muy bien a quien me refiero:

¿A tus labios y a tus manos

al color amable de tu cielo?


¿Al fuego entre tus piernas,

a las tormentas que revientan

sobre las costas y los pueblos?


Añoro tu paz y te temo.

Hijo de tus sagas, 

reconozco mi linaje,

y amo con pasión

las pasiones que me has regalado:

aquellos besos de fuego,

la rabia,

el silencio,

el olfato.

Las piernas de mi amada

añoradas durante milenios.

Sus ojos y su sexo.

Sus dulces manos.


Amo tus pechos de tierra y roca

y los valles frondosos donde se alojan

los rincones más ricos de tu cuerpo.


Te añoro y añoro sus besos.

Te temo y temo su silencio.

Temo tu indiferencia cansada.

Temo su despreció y su rabia.


Mi especie, 

la especie humana,

se ha equivocado.

Y yo añoro los tiempos

de paz con el planeta

y de pasión entre tus brazos.


Morir de añoranza

entre las tormentas blancas

del cambio climático.


Morir en la distancia

de aquellas manos amadas

que ofrecían esperanza

a mi cuerpo desgastado.

Morir, sí, pero ¿cuándo?