Al mismo tiempo que la luz se apaga,
nace una tiniebla que titubea;
hoy es clara, mañana será espesa.
Viejos reproches
resuenan en la madrugada,
abriendo la puerta del alba
al remordimiento.
Reproches rugiendo
con fuerza a la alegría,
intentando recolonizar
nuestros sueños
y llenar de delirio nuestras vidas.
Todo lo que termina
empieza de otra manera,
a veces con disparos,
a veces creciendo
como las nuevas cosechas.
O nacemos de nuevo, o la muerte será eterna.
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