Hay un bosque en mi entraña
que sueña con llegar a la montaña
y fundirse con la cima.
El bosque escala,
remonta con ganas
las canales más angostas,
respira,
habla con la voz del viento
y con la paz de la brisa.
Pero la gran montaña es inaccesible
y el bosque lo sabe y se consuela
con las aguas frescas
que le regala el deshielo.
El bosque respira.
La montaña se ilumina
y se pone el vestido de niebla,
escondiendo sus encantos.
El bosque escala,
conocedor de los límites
que tiene asignados.
Y entre medias, nada.
No necesita la esperanza
de llegar a ningún lado.
El bosque de mi entraña
disfruta de la montaña,
su casa,
su espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario