lunes, 1 de junio de 2020

AVANZA LA DESESCALADA


En la fase uno de la desescalada, las calles están abarrotadas.
Hay gente que camina hacia su trabajo, poca, por desgracia.
Muchas personas están en el paro o en los ERTES o peor aún,
en las largas colas de los bancos de alimentos.
Las demás personas que deambulan por las calles, el resto,
tal vez vayan a la compra,
o a una terraza a tomar una cerveza
o a casa de algún familiar 
o echar un polvo con su pareja,
a la que no ve desde hace más de cincuenta días.

Y luego están los coches ¿por qué hay tantos? 
En Galicia la población está muy dispersa y para muchas de las cosas
que decíamos más arriba, la gente se desplaza en coche.
Vale, lo comprendo. Pero…
¿Es este el futuro que nos prometieron?
¿Quién prometió nada?
Y si algo prometieron es que volveríamos a la senda
del ansiado crecimiento tan rápido como fuera posible.
No se si se cumplirá tal promesa,
pero es más que posible que reventemos en el intento.



La fase dos avanza y con ella, la conciencia de que ya no hay riesgo.
Proliferan como nunca lo hicieron los botellones en espacios naturales
a los que por supuesto, se puede llegar en coche.

Los coches, producto de una industria que languidece a medida que avanza el siglo, 
son otra pandemia, esta amada y consentida,
pues, dicen, nos dan calidad de vida y además, crean empleo.
Desde que dijeron que eran la mejor opción para todos los desplazamientos,
que se va más seguro,
porque en los buses y en los trenes y todos los medios de transporte colectivo,
el virus se expande sin pedir permiso,
desde que eso se dijo, 
la gente va en coche incluso para distancias muy pequeñas.

¿Y en las terrazas?
¿Y en los botellones?
¿Y en esas reuniones en las playas donde se juntan manadas
de supuestos deportistas que no pueden renunciar al exhibicionismo?
ahí ya el virus no parece preocupar tanto.

Las escuelas cerradas...vale, será por algo...
¿Y luego el alumnado se junta como ganado en las terrazas abiertas?
Algo no me encaja, pero me callo, pues no soy un especialista.

Me rindo.
Si alguna vez pensé que de esta cambiaríamos, veo que nos dominan
las facciones más ignorantes del pueblo,
las que se arropan con sus banderas,
con su ego,
con su ignorancia y su deseo de fiesta y borrachera,
de consumo desaforado,
y luego votan a otros idiotas para que griten su ignorancia
en las tribunas más elevadas del estado.

La hemos cagado. Nuestra especie no tiene remedio.

Ojalá no esté en lo cierto y la pesadilla solo sea el producto
de una maquinación de los medios de comunicación
buscando desmovilizar la inteligencia.

Todo es posible.
Pero lo que se ve, huele a mierda.

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