Detrás de una leve muralla
recién levantada
para prevenir contagios,
viven unos labios
que inspiran pasiones
soñadas de soslayo.
Y por encima,
los ojos claros,
enmarcados en trigo.
Ese amarillo castaño
que vuela con la más leve brisa
y llena de dicha
las partículas más livianas
de sol y de viento.
Detrás de todo
estás tu,
sonriendo.
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