sábado, 20 de septiembre de 2025

EL MUNDO, LA LUCHA Y EL YO.


I

Cuando era joven y guapo

el mundo me parecía

un lugar maravilloso.


Luego aparecieron 

las arrugas en mi rostro,

los claros en el pelo,

y ví los fuegos 

que asolan el mundo.


Cuando los músculos elásticos

dieron paso a las estrías,

vi la guerra genocida

y vi los misiles de la ira

de quienes se resisten

a hacerse viejos.


Ahora me miro en el espejo

y veo un mundo en derrumbe

que ya no admite disfraces felices.

Y pienso...

ojalá conmigo

se acabe La Gran Crisis

que puede ser el final de Todo...

Pero no me lo creo,

y lloro.


II


Lloro por mis hijos y mis nietos,

por las gentes de Gaza y Cisjordania,

por los millones de personas que matan

en las guerras del capitalismo.


Lloro por mi rostro envejecido

y mis fuerzas menguantes

para librar un combate

que siento que hemos perdido.


Y me digo

¿Solo nos quedan

el llanto y el desconsuelo?

Miro mi rostro de viejo 

cansado y feo,

y...

me resisto a aceptarlo.

Hasta la última muerte,

hay a seguir luchando.


III


Aunque parezca que ya no tiene sentido,

aunque mi cuerpo envejecido

cruja con cada palabra,

aunque la rabia

solo resuene a un metro de distancia,

aunque hayamos perdido.


Viejo, herido y cansado,

hasta el último aliento,

hay que seguir luchando.


IV

Miro mi rostro en el espejo

y veo un mundo que debajo del humo

es maravilloso.

El suave viento que despeina

los cuatro pelos que me quedan

tal vez libere algo.


A mi solo me queda soplar...

Y SOPLO.


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